Blog Liturgia de La Iglesia Católica, El Oficio Divino

Vísperas EL NACIMIENTO DE SAN JUAN BAUTISTA. Solemnidad


Vísperas
EL NACIMIENTO DE
SAN JUAN BAUTISTA.
Solemnidad

Martha de Jesús+
1941-2008

Daniel +
1972-2001

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras
para fustigar mentiras
y para gritar verdades.

Desde el vientre escogido
fuiste tú el pregonero,
para anunciar al mundo
la presencia del Verbo.

El desierto encendido
fue tu ardiente maestro,
para allanar montañas
y encender los senderos.

Cuerpo del duro roble,
alma azul de silencio;
miel silvestre de rocas
y un jubón de camello.

No fuiste, Juan, la caña
tronchada por el viento;
si la palabra ardiente
tu palabra de acero.

En el Jordán lavaste
al más puro Cordero,
que apacienta entre lirios
y duerme en los almendros.

En tu figura hirsuta
se esperanzó tu pueblo:
para una raza nueva
abriste cielos nuevos.

Sacudiste el azote
ante el poder soberbio;
y ante el Sol que nacía
se apagó tu lucero.

Por fin, en un banquete
y en el placer de un ebrio,
el vino de tu sangre
santificó el desierto.

Profeta de soledades,
labio hiciste de tus iras
para fustigar mentiras
y para gritar verdades. Amén.

SALMODIA

Ant. 1 Apareció un hombre, enviado por Dios,
que se llamaba Juan.

– Salmo 14 –

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

El que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Apareció un hombre, enviado por Dios,
que se llamaba Juan.

Ant. 2 Juan vino como testigo para declarar en
favor de la verdad.

– Salmo 111 –

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
u caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Juan vino como testigo para declarar en
favor de la verdad.

Ant. 3 Juan era la lámpara que arde y que ilumina.

Cántico.
Ap. 15,3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiesto.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Juan era la lámpara que arde y que ilumina.

LECTURA BREVE

Hch 13, 23-25

Según lo prometido, Dios sacó para Israel de la
descendencia de David un Salvador, Jesús. Y su pre-
cursor fue Juan. Ya éste, antes de presentarse Jesús,
había predicado a todo el pueblo de Israel en bau-
tismo como señal de arrepentimiento. Y, cuando
estaba para terminar su misión, solía decir: «No soy
yo el que vosotros os imagináis. Pero, mirad, viene
otro después de mí; y yo no soy digno de desatar su
calzado.»

RESPONSORIO BREVE

V. Preparad el camino del Señor,
enderezad sus sendas.
R. Preparad el camino del Señor,
enderezad sus sendas.

V. El que viene después de mí
ya existía antes que yo.
R. Enderezad sus sendas.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Preparad el camino del Señor,
enderezad sus sendas.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El niño que nos ha nacido es más que un profeta;
es aquel de quien dice el Salvador: «Entre los nacidos
de mujer no ha surgido nadie mayor que Juan Bautista.»

Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El niño que nos ha nacido es más que un profeta;
es aquel de quien dice el Salvador: «Entre los nacidos
de mujer no ha surgido nadie mayor que Juan Bautista.»

PRECES.

Oremos confiados al Señor, que eligió a Juan Bau-
tista para anunciar a los hombres el reino del Cristo,
y digámosle:
Guía, Señor, nuestros pasos por el camino de la
paz.
Tú, Señor, que llamaste a Juan cuando estaba aún
en las entrañas maternas y lo elegiste para que
preparara los caminos de tu Hijo,
danos ánimo para seguir siempre en Cristo con
la misma fidelidad con que Juan lo precedió.
Tú que concediste al Bautista reconocer al Corde-
ro de Dios,
concede a tu Iglesia anuciar a Cristo de tal ma-
nera que los hombres de nuestro tiempo puedan
reconocerlo.
Tú que dispusiste que Juan menguase y que Cristo
creciera,
enséñanos a saber humillarnos, para que brille
Cristo a los ojos de los hombres.
Tú que, por el martirio de Juan, quisiste manifes-
tar la justicia,
concédenos testificar tu verdad con valentía, sin
temor a la tribulación.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
peticiones
Acuérdate, Señor, de los que han salido ya de este
mundo
y colócalos en el reino de la luz y de la paz.
Dirijamos nuestra oración al Padre que está en los
cielos, diciendo:
Padre Nuestro ……..

ORACIÓN.Dios todopoderoso, que suscitaste a san Juan Bau-
tista, para que le preparara a Cristo un pueblo bien
dispuesto, concede a tu pueblo el don de la alegría
espiritual y guíanos por el camino de la salvación y
de la paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.